Computadoras Táctiles

Microsoft presentó su prototipo de computadora Surface , montado horizontalmente y con una pantalla táctil, que tuvo repercusión mediática gracias a sus imágenes llamativas y a las promesas de innovación que genera. Para fin de año, fecha prevista para la aparición de los primeros ejemplares comerciales, nadie podrá asegurar que el artefacto inaugura una nueva categoría en el mercado.
Desde su invención, las computadoras no han cambiado mucho: multiplicaron su potencia, almacenamiento y prestaciones; nacieron las notebooks, e Internet alteró sus usos sociales. Mientras esto ocurría, los precios caían vertiginosamente y al mismo tiempo, poco o nada ha cambiado su modo de relacionarse con el usuario, que depende del teclado y el ratón. Las tecnologías sensoriales que trae el Surface modifican esas condiciones.
A diferencia de las pantallas táctiles que llevan, por ejemplo, los cajeros automáticos, en las que el dedo activa una trama de diodos, la pantalla del Surface no es realmente sensible al tacto, sino que una serie de cámaras y sensores reconoce lo que toca la superficie. La clave es la interfaz: a partir del contacto se produce la interacción, equivalente a lo que en una PC convencional se consigue introduciendo instrucciones con el teclado o el mouse. El Surface reconoce los movimientos de los dedos o el de accesorios con forma de pincel o lápiz, sobre su pantalla horizontal de 76cm. Un grupo de personas puede situarse alrededor e interactuar colectiva mente.
El sistema identifica los objetos físicos que llevan una etiqueta electrónica o un código de barras sofisticado y, por ejemplo, cuando se apoya una copa sobre la superficie horizontal la máquina interpreta que el usuario quiere consultar la carta de vinos: ésta aparecerá en la pantalla, clasificada y con recomendaciones de expertos. El sumiller electrónico no es más que una curiosidad, comparada con la posibilidad de descargar fotos desde una cámara digital o un teléfono móvil, clasificar las, manipularlas y luego almacenarlas o transmitirlas.
Auto eléctrico

Su aparición en el mercado surge en la búsqueda de nuevas alternativas para el ahorro de combustible y también por una necesidad inmediata de cambiar los hábitos de consumo en el usuario, y así contrarrestar la creciente contaminación que azota las ciudades del mundo.
Los autos eléctricos se impulsan gracias a la energía que es acumulada en unas baterías, pero también existe la opción de hacerlo gracias a una célula de combustible de hidrógeno.
Cabe mencionar que estos autos se mueven debido al funcionamiento de un sistema que genera y acumula energía eléctrica, para lo cual se utilizan acumuladores electro químicos en donde dos sustancias conductoras bañadas por un líquido igualmente conductor, son la base de esta novedad tecnológica.
Se sabe que el 46% de la energía que liberan las baterías se destinan para mover el auto, contra el 18% que destinan los autos a combustión, ya que el resto es utilizado para mover el motor. Además, cuando hablamos de autos eléctricos estamos hablando de energía limpia y pura, algo muy lejos de tener en los vehículos a gasolina o petróleo.
El impulso de un auto eléctrico también puede darse por la electricidad que se genera al paso del hidrógeno por una célula de combustible, en donde al hacer contacto con el oxígeno va a producir los electrones necesarios para el funcionamiento del sistema, mientras que el residuo de esta operación será tan sólo agua caliente pura.
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